Es muy sencillo - sólo recuerda lo que ya has comido y te sentirás con mucha menos hambre.
Las personas pueden ser capaces de controlar sus ataques de hambre (hasta cierto punto) si recordamos la última comida que hamos tenido, un psicólogo ha encontrado ha hecho un estudio al respecto.
Eric Robinson nos habla de factores psicológicos que pueden afectar a la cantidad que se come y cree que el apetito se forma tanto en la mente como en el estómago
En la Universidad de Liverpool se estudió a las personas que sufren de amnesia anterógrada y se encontró que esas personas que tienen esa enfermedad, aún conservan la memoria sensorial de los alimentos sobre los productos que han comido, a pesar de que no tienen memoria consciente de ello
Para más información, accede a la BBC y podrás leer el artículo en inglés
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